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María Jesús Sánchez | Ecléctica

De nuevo he caído en brazos de Cole Latimer. Lo necesitaba. Me zambullo en esta novela romántica, como en un clásico de Antón Chéjov. Lo mismo escucho opera, que AC/DC, o sevillanas. Me gustan las películas de autor, me encanta My Blueberry Nights o No mires para abajo, pero también me distraigo viendo pelis moñas, siempre y cuando el argumento y la actuación sean creíbles.



En definitiva, me gustan y me emocionan miles de cosas. Me parece muy elitista o clasista tener que definirme dentro de un grupo. ¿Por qué no poder pertenecer a muchos? En determinados ambientes, parece que para formar parte de la manada tienes que tener determinadas aficiones y gustos. En la España del blanco y el negro, eres de los míos o estás contra mí.

Nos falta escuchar al otro; nos falta diálogo y respeto a las ideas ajenas. Nos falta espíritu democrático y ganas de llegar a acuerdos y soluciones. Cuando veo a políticos creando crispación, me encantaría que hubiera un torneo medieval, donde ellos se pegaran hasta que ganase uno y no utilizasen a los vasallos para que les hagan el juego sucio en la calle.

¿Hay paz dentro de alguien que odia y grita? No. Hay mucha gente que por sus actos puedes ver la negrura de su corazón, la poca empatía y las ganas de que la vida de los demás sea igual de mierda que la suya.

Yo le pediría a la energía que todo lo mueve que nos mande paz para el corazón, que convierta el odio en respeto y que todos seamos capaces de vernos como realmente somos: simples seres humanos, con independencia del dinero o del poder que ostentemos.Todos somos mortales. Por eso no quiero cosas materiales: solo quiero paz. Aunque suene a ilusa.

MARÍA JESÚS SÁNCHEZ