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Un viticultor de Santaella consigue un premio "Pedro Cabezuelo" a la detección precoz de mildiu en viñedos

La Cooperativa La Aurora de Montilla acogió anoche la entrega de premios del XXXVI Concurso a la Primera Mancha de Mildiu "Pedro Cabezuelo" Fundación Caja Rural del Sur, una iniciativa que buscar potenciar la colaboración de los viticultores para activar el sistema de prevención ante esta enfermedad que afecta a los viñedos de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles.



El montillano José Miguel Hidalgo fue galardonado con el primer premio de la campaña de 2018, dotado con 700 euros, al ser el primer viticultor de la DOP en detectar una mancha de esta epidemia vegetal en la ladera del castillo de Montilla a principios del pasado mes de mayo.

Pocos días después de esta primera alarma, Antonio Santiago Reyes, detectó la presencia de esta enfermedad en el paraje de El Alcaudón, en el término municipal de Santaella, por lo que anoche recibió uno de los tres segundos premios de esta edición –dotados con 300 euros cada uno– al igual que José Antonio Pérez Garrido (Aguilar de la Frontera) y José Urbano Domínguez.

Finalmente, el XXXVI Concurso a la Primera Mancha de Mildiu "Pedro Cabezuelo" Fundación Caja Rural del Sur reconoció con un tercer premio la labor de observación realizada por los viticultores Juan Francisco Ayala Marín, Antonio Baena García y Antonio Miguel Pérez Garrido, con un premio de 200 euros.

"Estos premios son una iniciativa maravillosa porque permite detectar precozmente esta enfermedad gracias a la colaboración de los ciudadanos y, sin duda, la Administración tiene que apoyar esta cooperación entre los agricultores para evitar un mal mayor", destacó la delegada de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, Araceli Cabello, en el acto de entrega de estos galardones.

Los Premios Mildium "Pedro Cabezuelo", promovidos por la Fundación Caja Rural del Sur, se convocaron por primera vez en 1984, gracias a la iniciativa de Pedro Cabezuelo, jefe de la Sección de Protección de los Vegetales en Córdoba. El programa dio sus primeros frutos entre 1989 y 1991, años en los que gracias a las denuncias de las primeras manchas y a la divulgación realizada por la propia Delegación de Agricultura y Pesca en los medios de comunicación y en charlas directas a los agricultores, se consiguió detener la epidemia.

"El programa ha dado unos resultados estupendos a lo largo de los años gracias a que los propios viticultores ponen en alerta a los técnicos para iniciar el dispositivo necesario para evitar que esta enfermedad vaya a más", recordó el vicepresidente de la DOP Montilla-Moriles y presidente de la Cooperativa La Aurora, Juan Rafael Portero, quien puntualizó que, a diferencia de oidio, "el mildiu no da una segunda oportunidad".

Asimismo, Portero subrayó que la detección precoz de esta enfermedad "es garante de la calidad de la cosecha y del vino" dado que permite planificar un tratamiento más eficiente y sostenible para hacer frente a la presencia de este hongo en los viñedos.

Un hongo muy peligroso para el viñedo

Conocido en otras regiones como añublo o mildeo, este hongo parásito originario de América puede ocasionar daños devastadores en todos los órganos de la planta si el clima le favorece. De esta forma, representa una de las enfermedades criptogámicas más peligrosas y de las más temidas por los viticultores porque, cuando la infección es grande, puede devastar toda la producción de una zona vitivinícola.

Generalmente, los agricultores de Montemayor son los primeros en dar la alerta cada año en la zona Montilla-Moriles, al contar con viñedos en terrenos arenosos, donde la brotación es más temprana. Una vez que se detecta la primera mancha, el Aula de Viticultura del Consejo Regulador da la voz de alarma y los viticultores empiezan a aplicar los tratamientos correspondientes, a base de productos penetrantes y sistémicos que actúan incluso cuando la enfermedad se ha hecho presente en la planta.

De esta forma, a los viñedos afectados se les pueden aplicar tratamientos a base de cobre que, además de ofrecer buenos resultados, tienen un coste relativamente bajo. No obstante, si la infección es mayor, es recomendable acudir a productos sistémicos, con lo que el tratamiento se encarece considerablemente.

I. TÉLLEZ / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: I. TÉLLEZ


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