El consejero de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía, Ramón Fernández-Pacheco, subrayó el pasado miércoles durante su comparecencia en la Comisión de Agricultura del Parlamento andaluz que el Gobierno autonómico “está ahora mismo analizando de la mano del sector la manera de cerrar este capítulo para afrontar la epidemia del mildiu” y que, como siempre, “hará lo posible para ayudar a los agricultores afectados de las distintas provincias andaluzas”.
Durante su intervención, Fernández-Pacheco apostó por “mantener un debate positivo” sobre la situación que atraviesa actualmente el viñedo andaluz, gravemente afectado por esta enfermedad fúngica. El titular de Agricultura defendió una línea de actuación basada en “mucha prevención, atención y actuación desde el primer minuto”, a lo que añadió el asesoramiento constante de expertos en sanidad vegetal y el diálogo con las personas productoras.
Y es que, como explicó, el Ejecutivo andaluz mantiene reuniones con los afectados y ha puesto a su disposición todos los recursos disponibles para acompañar al sector. En ese sentido, recordó que la Junta cuenta con herramientas especializadas como la Red de Alerta e Información Fitosanitaria (RAIF), que permite llevar a cabo un seguimiento estrecho del comportamiento del mildiu en las diferentes zonas productoras.
A través de esta red, los agricultores pueden conocer el nivel de riesgo, las condiciones propicias para la propagación del hongo, así como las medidas recomendadas en cada momento, tanto si es necesario estar simplemente en alerta como si conviene actuar con tratamientos preventivos o curativos.
La ingeniera agrónoma Ángela Portero, responsable del Aula de Viticultura del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida Montilla-Moriles, recordó que “una detección precoz y su comunicación inmediata son fundamentales para contener la enfermedad, reducir costes y avanzar hacia un modelo de producción más sostenible”.
Además, señaló que cuando la enfermedad se instala, los tratamientos en los viñedos pueden resultar más costosos, especialmente si es necesario aplicar productos sistémicos en lugar de soluciones más económicas como los compuestos a base de cobre.
La epidemia de mildiu, causada por el hongo Plasmopara viticola, ha sido especialmente virulenta este año a consecuencia de un contexto meteorológico adverso. Fernández-Pacheco detalló que el episodio se ha visto agravado por “lluvias intensas, humedad constante y elevada, y temperaturas medias superiores a los 10 grados con los racimos ya visibles”, unas condiciones que favorecen la expansión de la enfermedad y que coincidieron durante los meses de febrero, marzo, abril e incluso principios de mayo.
Esta situación ha provocado una afección generalizada en viñedos de las provincias de Cádiz, Córdoba, Huelva y Málaga, a pesar de los esfuerzos realizados con tratamientos químicos y técnicas tradicionales como la poda en verde o la no labranza, que contribuyen a reducir la humedad en el suelo.
Tal y como detalló la responsable del Aula de Viticultura, el mildiu puede afectar todos los órganos de la vid. Las uvas infectadas dejan de desarrollarse, pueden caer, y pierden parte de su valor enológico. El impacto en la calidad del vino también es notable: disminuyen los niveles de azúcar, antocianos y polifenoles, lo que afecta al color, la estructura y el perfil aromático del producto final. Asimismo, los daños en hojas, brotes y sarmientos debilitan el conjunto de la planta, comprometiendo la producción presente y futura.
En este contexto, Fernández-Pacheco destacó el compromiso del Gobierno andaluz con el sector, subrayando que desde 2019 se han abonado 18,7 millones de euros en ayudas destinadas a la reestructuración y modernización del viñedo, así como al fomento del relevo generacional mediante la incorporación de jóvenes al campo. A esto se suman las ayudas de la Política Agraria Común (PAC) y las líneas agroambientales que también benefician a los viticultores.
Por otro lado, el consejero de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural anunció que la Junta de Andalucía reclamará a la administración competente una modificación del seguro de vid para vinificación, con el objetivo de hacerlo más atractivo y útil para el agricultor.
Aunque este seguro incluye el mildiu como riesgo excepcional, su implantación actual es muy limitada: apenas el 2 por ciento de las explotaciones de Huelva y el 4,6 por ciento de las de Málaga lo tienen contratado. En las provincias de Cádiz y en la zona Montilla-Moriles la cobertura asciende al 13,3 por ciento y al 20,7 por ciento, respectivamente. Cifras, en todo caso, que siguen siendo bajas para una enfermedad tan destructiva.
“El seguro es el mejor instrumento del que disponen los agricultores para afrontar situaciones como ésta”, defendió Fernández-Pacheco, quien indicó que la Consejería está llevando a cabo un esfuerzo sostenido para incentivar su contratación.
Una de las medidas adoptadas ha sido el incremento del 71 por ciento en el presupuesto de ayudas destinadas a fomentar este tipo de pólizas desde 2018. De igual modo, se está implantando un nuevo sistema de cobro mediante descuentos directos en el momento de la contratación, lo que simplifica el proceso y reduce los trámites para el productor.
Gracias a estas iniciativas, el número de subvenciones asociadas a seguros de vid para vinificación ha aumentado de forma significativa, pasando de 27 ayudas en el plan 2017-2018 hasta las 161 gestionadas en el ejercicio de 2024. A la espera de nuevas decisiones y medidas, la Junta de Andalucía mantiene abierto el diálogo con el sector para seguir abordando una situación que preocupa, y mucho, a los profesionales del campo. Y es que el mildiu, una de las enfermedades criptogámicas más temidas, puede suponer no solo una merma cuantitativa en la cosecha, sino también un duro golpe a la calidad de los vinos andaluces.
Durante su intervención, Fernández-Pacheco apostó por “mantener un debate positivo” sobre la situación que atraviesa actualmente el viñedo andaluz, gravemente afectado por esta enfermedad fúngica. El titular de Agricultura defendió una línea de actuación basada en “mucha prevención, atención y actuación desde el primer minuto”, a lo que añadió el asesoramiento constante de expertos en sanidad vegetal y el diálogo con las personas productoras.
Y es que, como explicó, el Ejecutivo andaluz mantiene reuniones con los afectados y ha puesto a su disposición todos los recursos disponibles para acompañar al sector. En ese sentido, recordó que la Junta cuenta con herramientas especializadas como la Red de Alerta e Información Fitosanitaria (RAIF), que permite llevar a cabo un seguimiento estrecho del comportamiento del mildiu en las diferentes zonas productoras.

A través de esta red, los agricultores pueden conocer el nivel de riesgo, las condiciones propicias para la propagación del hongo, así como las medidas recomendadas en cada momento, tanto si es necesario estar simplemente en alerta como si conviene actuar con tratamientos preventivos o curativos.
La ingeniera agrónoma Ángela Portero, responsable del Aula de Viticultura del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida Montilla-Moriles, recordó que “una detección precoz y su comunicación inmediata son fundamentales para contener la enfermedad, reducir costes y avanzar hacia un modelo de producción más sostenible”.
Además, señaló que cuando la enfermedad se instala, los tratamientos en los viñedos pueden resultar más costosos, especialmente si es necesario aplicar productos sistémicos en lugar de soluciones más económicas como los compuestos a base de cobre.

La epidemia de mildiu, causada por el hongo Plasmopara viticola, ha sido especialmente virulenta este año a consecuencia de un contexto meteorológico adverso. Fernández-Pacheco detalló que el episodio se ha visto agravado por “lluvias intensas, humedad constante y elevada, y temperaturas medias superiores a los 10 grados con los racimos ya visibles”, unas condiciones que favorecen la expansión de la enfermedad y que coincidieron durante los meses de febrero, marzo, abril e incluso principios de mayo.
Esta situación ha provocado una afección generalizada en viñedos de las provincias de Cádiz, Córdoba, Huelva y Málaga, a pesar de los esfuerzos realizados con tratamientos químicos y técnicas tradicionales como la poda en verde o la no labranza, que contribuyen a reducir la humedad en el suelo.
Tal y como detalló la responsable del Aula de Viticultura, el mildiu puede afectar todos los órganos de la vid. Las uvas infectadas dejan de desarrollarse, pueden caer, y pierden parte de su valor enológico. El impacto en la calidad del vino también es notable: disminuyen los niveles de azúcar, antocianos y polifenoles, lo que afecta al color, la estructura y el perfil aromático del producto final. Asimismo, los daños en hojas, brotes y sarmientos debilitan el conjunto de la planta, comprometiendo la producción presente y futura.

En este contexto, Fernández-Pacheco destacó el compromiso del Gobierno andaluz con el sector, subrayando que desde 2019 se han abonado 18,7 millones de euros en ayudas destinadas a la reestructuración y modernización del viñedo, así como al fomento del relevo generacional mediante la incorporación de jóvenes al campo. A esto se suman las ayudas de la Política Agraria Común (PAC) y las líneas agroambientales que también benefician a los viticultores.
Por otro lado, el consejero de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural anunció que la Junta de Andalucía reclamará a la administración competente una modificación del seguro de vid para vinificación, con el objetivo de hacerlo más atractivo y útil para el agricultor.
Aunque este seguro incluye el mildiu como riesgo excepcional, su implantación actual es muy limitada: apenas el 2 por ciento de las explotaciones de Huelva y el 4,6 por ciento de las de Málaga lo tienen contratado. En las provincias de Cádiz y en la zona Montilla-Moriles la cobertura asciende al 13,3 por ciento y al 20,7 por ciento, respectivamente. Cifras, en todo caso, que siguen siendo bajas para una enfermedad tan destructiva.

“El seguro es el mejor instrumento del que disponen los agricultores para afrontar situaciones como ésta”, defendió Fernández-Pacheco, quien indicó que la Consejería está llevando a cabo un esfuerzo sostenido para incentivar su contratación.
Una de las medidas adoptadas ha sido el incremento del 71 por ciento en el presupuesto de ayudas destinadas a fomentar este tipo de pólizas desde 2018. De igual modo, se está implantando un nuevo sistema de cobro mediante descuentos directos en el momento de la contratación, lo que simplifica el proceso y reduce los trámites para el productor.
Gracias a estas iniciativas, el número de subvenciones asociadas a seguros de vid para vinificación ha aumentado de forma significativa, pasando de 27 ayudas en el plan 2017-2018 hasta las 161 gestionadas en el ejercicio de 2024. A la espera de nuevas decisiones y medidas, la Junta de Andalucía mantiene abierto el diálogo con el sector para seguir abordando una situación que preocupa, y mucho, a los profesionales del campo. Y es que el mildiu, una de las enfermedades criptogámicas más temidas, puede suponer no solo una merma cuantitativa en la cosecha, sino también un duro golpe a la calidad de los vinos andaluces.
JUAN PABLO BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR

