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El primer trenzado artesanal de ajo negro ve la luz de la mano de La Abuela Carmen

La firma La Abuela Carmen ha decidido rescatar el histórico arte del trenzado de ajos aplicándolo por primera vez al ajo negro, con el fin de proteger un oficio agrícola en riesgo de desaparición. Con la cercanía de la Navidad, un tiempo en el que las tradiciones vuelven a cobrar vida y recuperar su espacio, la empresa montalbeña ha decidido poner en primer plano un trabajo manual que ha acompañado durante siglos a las cosechas familiares y a la cultura rural andaluza.


La firma, con sede en Montalbán de Córdoba, ha querido detenerse en este gesto ancestral justo en un momento en el que los oficios ligados al campo se enfrentan a la falta de relevo generacional y a la mecanización de los procesos. Y es que el trenzado de ajos, más allá de ser una técnica funcional, conforma un lenguaje propio hecho de manos expertas, paciencia y memoria. Por eso, la compañía ha sorprendido con una iniciativa inédita: aplicar por primera vez este método tradicional al ajo negro, uno de sus productos más reconocidos a nivel internacional.

La responsable de Marketing y Ventas de La Abuela Carmen, Natividad Vaquero Cabello de Alba, detalla cómo se ha llevado a cabo el proceso. “Primero se hace la trenza cuando se recoge el ajo y los tallos están frescos. Luego hemos convertido el ajo en ajo negro, un proceso de maduración que se consigue aplicando humedad y calor de forma natural durante unos cuarenta o cincuenta días en cámaras”, señala. Se trata de un trabajo que combina la frescura del producto recién recolectado con la maduración controlada que da lugar al característico tono oscuro y a las cualidades del ajo negro.

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Además, Natividad Vaquero subraya el valor cultural y emocional de esta técnica artesanal. “Trenzar ajo es un oficio que se aprende con paciencia y tiempo. Hay que sentir el peso de cada cabeza, saber cómo girarla, cómo darle caída. Que esta técnica siga viva depende de que la enseñemos y la practiquemos”, reconoce la portavoz de La Abuela Carmen, para quien "lo que está en juego no es solo una forma de presentación del producto, sino una pieza de patrimonio agrícola que podría perderse si no se transmite a las nuevas generaciones".

La empresa ha puesto ya a la venta un número limitado de estas trenzas artesanales a través de este enlace. La idea es acercar este trabajo tradicional al público, ofrecer un producto único y, al mismo tiempo, contribuir a mantener viva una técnica que ha acompañado durante décadas la vida agrícola de la comarca.

El trenzado de ajos, más allá de lo estético, ha sido durante siglos un método sostenible y natural de conservación. Permitía mantener las cabezas ventiladas, evitar la humedad y alargar la vida del producto sin envases ni conservantes. Cada territorio llegó a desarrollar variantes propias, dando lugar a estilos singulares que hablaban de la identidad de cada zona. Por eso, recuperar esta práctica también supone proteger una forma de entender el campo basada en el aprovechamiento y el respeto al medio ambiente.

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Esta filosofía encaja de lleno con el camino que La Abuela Carmen lleva años recorriendo. La compañía se ha consolidado como líder mundial en la producción y comercialización de ajo negro y, desde 2024, forma parte del grupo de empresas andaluzas que impulsaron la nueva Asociación Andaluza de Artesanía Alimentaria. Su sede central, ubicada en Montalbán de Córdoba, supera los 5.000 metros cuadrados, y a ella se suman otras instalaciones en Santaella, de más de 12.000 metros cuadrados, dedicadas a la limpieza, clasificación y almacenaje del ajo.

Desde hace más de una década, la firma ha apostado por nuevas alternativas de comercialización a través de productos de cuarta y quinta gama. Bajo la dirección de la familia Vaquero Cabello de Alba, se han desarrollado líneas de ajo en conserva, ajo pelado, picado, laminado o deshidratado, así como su producto más demandado: el ajo frito en aceite de oliva.

También cuentan con una línea ecológica certificada por Ecovalia. Junto al centro Ifapa de Palma del Río, la empresa puso a punto en 2013 la producción de ajo negro mediante un proceso que combina temperatura y humedad, convirtiéndose en pionera en Andalucía. Estos avances dieron paso, años después, a lanzamientos como los Chips de Ajo (2021) o el complemento alimenticio Nigrum, elaborado cien por cien a base de ajo negro.

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El compromiso sostenible de la empresa, reconocido con el Premio BBVA a los diez mejores productores sostenibles 2023 y con la distinción a la mejor productora de ajos de la Unión Europea en ese mismo año, ha impulsado iniciativas de aprovechamiento integral del producto.

El gerente, Manuel Vaquero, recuerda que “de la planta del ajo aprovechamos absolutamente todo”, desde los tallos y raíces hasta los restos destinados a la alimentación ganadera. La empresa también apuesta por envases biodegradables y compostables y por las energías renovables gracias a la instalación de placas solares en la fábrica, integrándose en modelos de economía circular que buscan minimizar el impacto ambiental.

Este recorrido sitúa a La Abuela Carmen como una empresa a la vanguardia del sector, con cuarenta años de trayectoria y una marcada vocación innovadora que convive con el respeto por la cultura agrícola. La producción de cebolla negra, exclusiva en el ámbito mundial, la consolidación del ajo ecológico y el impulso de productos transformados muestran la capacidad de la firma para reinventarse sin perder de vista el origen. En ese sentido, recuperar el trenzado artesanal del ajo —y aplicarlo por primera vez al ajo negro— es, para la empresa, una manera de unir tradición y futuro en un mismo gesto.

JUAN PABLO BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: LA ABUELA CARMEN

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