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Rafael Soto | Reibindicaçión de una ortografía andaluça

La situación del andalucismo me provoca una profunda tristeza. En especial, tras la decepcionante deriva de Andalucía Por Sí (AxSí), que cada día resulta más irracional y contraria al sentir de la mayoría de los andaluces.


El andaluz medio es regionalista, no nacionalista. Y si es nacionalista, lo es en la medida en que lo es ese paradójico “nacionalismo universal” de Blas Infante. Y es ahí donde está el pecado original del andalucismo político actual: el interés en imitar los nacionalismos norteños y, en especial, el catalán. Unos nacionalismos que son despreciables para el andaluz medio y, de paso, para cualquier persona con dos dedos de frente.

El pasado 24 de septiembre, la senadora andalucista Pilar González, de Adelante Andalucía, hizo una absurda reivindicación del andaluz como lengua que compartió en Twitter, lo que ha provocado un aluvión de críticas más o menos acertadas.


El andaluz es un riquísimo dialecto con numerosas hablas y no hay nada malo en intentar unificar una ortografía del andaluz. Ninguna novedad puesto que, en la literatura –e, incluso, fuera de ella–, no son pocas las veces que se ha querido remarcar el dialecto andaluz inventándose una transcripción del hablado al escrito.

Pues, como señaló Antonio de Nebrija: “que assi tenemos de escribir como pronunciamos i pronunciar como escribimos por lo que en otra manera en vano fueron halladas las letras”. No estamos haciendo referencia aquí a la invención de un idioma o la perversión ideológica de una, como ocurre con el mal llamado ‘lenguaje inclusivo’ –mala traducción del inglés y que, en realidad, pretende ser un uso inclusivo de la lengua–. Se trata más bien de una transcripción con ortografía unificada, una forma de transcribir la lengua hablada al escrito.

Por tanto, no veo nada negativo en la propuesta de modelos ortográficos. Quizá, sí entiendo más debate en su uso o en la obligación de usarlos. Juan Porras Blanco hizo una “traducción” al andaluz de El Principito de Antoine de Saint-Exupéry: el fundamental Er Prinzipito. No estuve conforme con su propuesta, puesto que no acepto la idea del andaluz como lengua, ni algunas incorrecciones que pretendía hacer pasar por propios de la supuesta lengua andaluza.

Sin embargo, sí valoro al proyecto la idea, que ya venía de antes, de que se necesita una transcripción del andaluz para remarcar y reivindicar tanto en un nivel cultural como en un nivel político la identidad andaluza.

Una idea que ha tenido varias continuaciones y que parece cristalizarse en el sistema EPA, disponible aquí, y que, incluso, cuenta ya con un transcriptor en línea, que se encuentra también disponible aquí. El citado sistema ya es de uso habitual en el mundo cultural underground de Andalucía –nótese, por ejemplo, el popular grupo Califato ¾– y tiene variables que permiten su adaptación a las diferentes hablas andaluzas.

Yo mismo he utilizado en una columna reciente esta ortografía. En mi opinión, salvo que se intente imitar la lengua hablada, el andaluz transcrito debería reservarse para estilos directos o, quizá, titulares como el que acompaña este texto. Sin embargo, no deja de ser una opinión. Así lo hago, por ejemplo, en una transcripción de un locutor andaluz en la columna La oportunidad perdida de los Juegos Paralímpicos, y considero que es positivo para reivindicar un dialecto tan denostado como el que nos ocupa.

¿Qué hay de malo en esta propuesta ortográfica? Nada. Lo único negativo es la tontería de reivindicarla como lengua, pues no solo es insostenible, sino que tira por tierra un proyecto prometedor en el espacio sólido y seguro del regionalismo y de la reivindicación de los dialectos de España.

Insistimos: Andalucía es regionalista, no nacionalista. Hablar de independencias, lenguas, ‘Estado Español’ y referéndum es un sinsentido que provoca rechazo en el andaluz medio, da alas al nacionalismo español más rancio y tira por tierra el trabajo de nuestros antecesores.

Por tanto, y esto lo digo en perfecto andaluz: Andaluçía debe reibindicarçe como una rehión o êttao federâh iguâh a lô demâh, ni mâh, ni menô, que âppire argún día a çêh, como diría Infante, "punta de lança" de Êppaña. Argo impoçible çin una reibindicaçión de lo propio que rompa con lô êttereotipô que nô lâttran, y una repreçentaçión política acorde. Una repreçentaçión política que no yegará âtta que el andaluçîmmo no buerba al rehionalîmmo o a un federalîmmo leâh a la idea de Êppaña, pero hamâh çumiça.

Haereticus dixit
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RAFAEL SOTO