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Aureliano Sáinz | Doñana y Vainica Doble

No creo que nadie sensato dude de que la crisis climática y DE sus efectos sobre la naturaleza terrestre y marítima. Es, de hecho, una realidad que ya palpamos con la ausencia de lluvias y unas temperaturas altísimas durante casi todo el año. Pero parece ser que hay gente que espera llegue un milagro que nos salve de los avisos que los científicos no paran de darnos, ya que caminamos en sentido contrario de lo que deberíamos hacer para frenar una crisis que tiene la pinta de ser irreversible.


Con estas reflexiones, muy ligadas a las leyes que se están aprobando en la Junta de Andalucía sobre el Parque Nacional de Doñana, me ha venido a la mente el recuerdo de dos admirables y entrañables amigas, Carmen Santonja y Gloria van Aerssen, que formaron el dúo Vainica Doble y que nos legaron unos maravillosos discos entre los que se encuentra la canción Doñana, aparecida en el álbum El eslabón perdido, que vio la luz en 1980.

También acuden los recuerdos de la primera presentación que hice de ellas un par de años después, a finales de 1982, en una actuación que tuvo lugar en el Teatro Garnelo de Montilla. Por entonces eran poco conocidas, aunque, a decir verdad, siempre fueron un tanto minoritarias, dado que a Gloria le daban pánico las actuaciones en directo.

Esto lo pude comprobar en aquella ocasión cuando iniciaron el tema Doñana, cuya letra nos dice: “En el coto de Doñana se ha ‘envenenao’ un pajarito y en el coto de Doñana, de la noche a la mañana, su madre lo llora a gritos. / Coto de Doñana reza por tu salvación, que el hombre se propone tu destrucción…”.

En esos momentos, Gloria se equivoca y, dubitativamente, canta “Coto de Doñana llora por su salvación…”. Carmen la mira como diciéndole que no va por buen camino. Paran, e, inmediatamente, unos sonoros aplausos las arropan, pues la gente que ha asistido se encuentra entusiasmada con sus voces y sus canciones.


Retoman de nuevo el tema y encauzan bien la letra, de modo que continúan: “… Y si le da la gana te asfalta en dos semanas (bis) / Desde su despacho, santuario del poder, algún que otro mamarracho puede dictar la ley / transformando la estructura de la madre Natura / ¿y quién pondrá remedio a tanta desventura…?”.

Los aplausos vuelven a sonar, pues Doñana siempre ha tenido que enfrentarse a la avidez de quienes quieren sacar la máxima rentabilidad de cualquier forma, a pesar de la destrucción que ello pueda suponer. Por aquellas fechas, se había dado a conocer el proyecto de una carretera que enlazaría directamente Cádiz con Huelva, atravesando el Parque Nacional de Doñana, lo que sería una verdadera catástrofe para la supervivencia de este gran humedal.

Siguen cantando: “Ay, ay, ay, asesino vete ya, que mi coto no quié contigo ná…”. Vuelven a repetir la frase de denuncia y el entusiasmo de los asistentes es total. Pero ahora, cuarenta y tres años después de que viera la luz, conviene que escuchemos esta magnífica canción de denuncia para que seamos conscientes de que los ataques a Doñana no han terminado.


Estas dos queridas amigas hace años se despidieron de nosotros. Carmen lo hizo en el 2000. A partir de entonces, Gloria dejó de grabar porque había perdido a su compañera del alma. Para ella, no tenía sentido continuar sola. En el último disco que grabaron, En familia, precisamente editado en el mismo año que fallecería Carmen, su voz se mostraba tenue, notándose que la enfermedad que padecía empezaba a minar su voz y su frágil cuerpo. Gloria también nos dijo adiós en 2015. Se cerraba definitivamente la hermosa historia de Vainica Doble.

Por mi parte tendría que decir que la devoción que siento por ellas permanece en lo más recóndito de mí. Siempre las escucho. En su memoria he publicado varios artículos recordándolas; quizás el más significativo fuera el que apareció en el número de Litoral dedicado al Rock Español y que coordinó Manolo Bellido.

Cierro este breve homenaje a estas dos magníficas mujeres sugiriendo que, ahora que se debate la supervivencia del Parque Nacional de Doñana, escucháramos detenidamente esta canción y la difundiéramos, pues su carácter de denuncia profética no ha perdido ni un ápice de su fuerza y vigor.

AURELIANO SÁINZ