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Mostrando las entradas etiquetadas como Relatos

HG Manuel | La fotografía (Final)

El aire, estancado en las lejanías del agua y de la tierra, en el movimiento que la palma dibuja, recogido en el vaivén de las gabarras, en el zumbido de cables y aparejos, de las aves ninguna queda en el cielo, ni de reptiles, ninguno serpea sobre la hierba; el aire ahí apresado detiene…

HG Manuel | La fotografía (XLVII)

El hábito, inconmovible (e insobornable, debo añadir), elige sillón cerca de la luz. Ayer me obligó a permanecer aquí sentado, dispuesto a consumir toda mi paciencia en escrutar el día, todo su camino, todo su trayecto; empeñado en seguir la luz, con cautela, espiando sus transicione…

HG Manuel | La fotografía (XLVI)

El profesor trató de explicarle, en detalle, nuestra conversación telefónica. Ella mostraba interés y escuchó con atención, un destello de sorpresa en la mirada. Inspirada, por inducción caprichosa, creo, se apresuró a explicar ese algo la profesora. –Sugiere, creo entender, q…

HG Manuel | La fotografía (XLV)

–Es singular la coincidencia… –musitaba, lo repetía, con rítmicos golpecitos en la nariz. Un pequeño desconchón, de humedad, en la raya del techo, sobre la ventana, me entretuvo. Nadie, en la improvisada reunión parecía tener prisa. –¿Ustedes creen en el alma? –nos soltó de rep…

HG Manuel | La fotografía (XLIV)

Desfilaba el mediodía, vertical sobre la calle tranquila, sucio el azul de nubes pasajeras; empujaba débilmente nuestras nítidas sombras, las prolongaba en las otras sombras, como inertes, maleables proyecciones de la presencia: lámina sutil que cubría las superficies, el aburrido so…

HG Manuel | La fotografía (XLIII)

Pronto, la mañana del día siguiente, que comenzaba fresca: un airecillo norteño paseaba la ciudad, la dediqué a comprobar que en el informe, a falta de conclusión, recogía debidamente todos mis movimientos, averiguaciones y consideraciones, amén de los detalles, siempre tan important…

HG Manuel | La fotografía (XLII)

Entre idas y venidas se me iba consumiendo la tarde. Compraba un bocadillo en la charcutería Hermanos Díaz, situada una manzana más abajo, a la vuelta de la calle donde estaba mi oficina, cuando recibí la llamada del profesor Segura. –Comunicaba usted. –Suele sucederme. Dígame …